La manera de mejorar el carácter
في بيان الطريك إلى تذهيب لأخلاق
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Ya sabes que la moderación del carácter (al-i'tidal fi l-akhlaqi) representa la salud del alma y que el hecho de alejarse es un mal y una ruina. Conoce pues, que el cuidado del alma se parece al que se aplica al cuerpo. De hecho, el cuerpo no nace perfecto, pero se perfecciona a través de la educación y la nutrición, el alma nace imperfecta, pero predispuesta a recibir la perfección. Sin embargo, su perfección se adquiere a través de la purificación, de la mejora del carácter (Tadh Hib al-akhlaqi) y la asimilación del conocimiento (at taghdhiya bi-l-'ilm).
Cuando el cuerpo está en buen estado de salud, la intervención del médico se limita a preservar esta buena salud, y cuando enferma, su intervención consiste en procurarle la salud, incluso cuando el alma es pura y dotada de un buen carácter, debe emplearse en preservarla y proporcionarle más fuerza, y cuando la perfección le falta, hay que emplearse para asegurarla.
La causa que implica la enfermedad del cuerpo se cura solo con su opuesto: Si es del calor, por enfriamiento, y si es por enfriamiento, es con el calor. Los vicios del alma, que revelan enfermedades del corazón no pueden ser curados sino por su opuesto. Así que se tratará el mal de la ignorancia por el conocimiento (marad al-jahli bi l-'ilmi), el mal de la avaricia por la generosidad (marad al- balukhli bi-l Saja-i), el mal del orgullo por la modestia (marad al Kibri bi-t-Tawadu t ) y el mal de la glotonería por el hecho de no consumir lo que deseamos con apetito.
Se debe soportar la amargura del remedio y soportar parcialmente las privaciones para restablecer a los cuerpos enfermos, se debe soportar la lucha espiritual y la resistencia para curar el mal del corazón. Ya que la enfermedad del cuerpo termina con la muerte, mientras que el mal del corazón es un tormento que dura para siempre, incluso después de la muerte.
Es por eso, que aquel que está a cargo del cuidado de las almas de los novicios y de los aspirantes no debe agobiarles de entrar al juego con ejercicios espirituales adaptados a una disciplina en particular, antes de haber conocido sus carácteres y sus enfermedades porque el remedio para cada enfermo no es el mismo. Por lo tanto, si él ve un hombre que ignora la ley religiosa, él se la enseña, si él ve un hombre orgulloso, él le impone lo que incita a la humildad, y si ve un hombre enfadadizo, le impone la magnanimidad y la mansedumbre.
Pero es el hombre que impone ejercicios espirituales el que más lo necesita, es la fuerza de la resolución (Quwwat al-Azmi). De hecho, cuando él se vuelve vacilante, su éxito no está asegurado. Es por eso, que cuando siente en sí mismo la debilidad de su determinación, debe aferrarse a la paciencia. Y si su determinación disminuye, debe infligir un castigo a su alma para que no lo repita, como lo había hecho este hombre que le dijo a su alma: "¡Tú hablas de lo que no te incumbe! Te voy a infligir como castigo el ayuno durante un año. "
Extraído de:
Mukhtasar Minhaj al-Qasidin
Par l'Imâm Ibn Qudâma Al-Maqdisî
Tomado de: https://salafiyahathariyah.blogspot.com/2018/01/le-moyen-dameliorer-les-caracteres.html
Traducido al castellano por Umm Amina
Mukhtasar Minhaj al-Qasidin
Par l'Imâm Ibn Qudâma Al-Maqdisî
Tomado de: https://salafiyahathariyah.blogspot.com/2018/01/le-moyen-dameliorer-les-caracteres.html
Traducido al castellano por Umm Amina