La cuestión de saber si las mujeres musulmanas deben cubrir los pies ha sido objeto de opiniones divergentes entre los sabios musulmanes.
Para Ash-Shafi, Ahmad (según uno de los dictámenes que se han relatado de él) y de otros sabios, los pies de la mujer forman parte de lo que debe cubrir cuando hace la oración (salat), incluso si no hay nadie, al igual que cuando está en presencia de otros hombres que no sean ni su marido ni sus parientes (maharim).
Para Abu Hanifa, Ath-Thawri, Al-Muzani, los pies no forman parte de lo que la mujer está obligada a cubrir, ni cuando hace la oración, ni cuando se encuentra en presencia de otros hombres que no sean ni su esposo ni sus parientes.
Para Ibn Taymiyya, la mujer puede dejar sus pies al descubierto cuando hace la oración.
Sin embargo, ella debe cubrir sus pies (así como la cara y las manos) cuando se encuentra en presencia de otros hombres que no sean ni su marido ni sus parientes.
De hecho, esta cuestión de si las mujeres musulmanas deben cubrir sus pies reside en saber si, en el versículo coránico "y que no muestren sus atractivos a excepción de los que sean externos " (24/31), los términos "los que sean externos" incluyen o no los pies, además de la cara y las manos.
No obstante, sin duda está el hadiz narrado por Abu Dawud, cuando el Profeta le dijo a Asma bint Abi Bakr que una mujer púber no debía dejar ver sino su cara y sus manos[delante de los hombres que no son ni su marido ni sus parientes].
Sin embargo, la cadena de transmisión es débil (mursal).
Esto hace que los sabios hayan desarrollado diferentes argumentos sobre este tema.
Ash-Shafi i y Ahmad se basaron en las opiniones de los Compañeros que comentaron el versículo: "y que no muestren sus atractivos a excepción de los que sean externos " (24/31), diciendo que la excepción corresponde a la cara y las manos.
Además, hay un Hadiz donde el Profeta había prohibido dejar sus vestimentas arrastrar por el suelo, Umm Salama le preguntó cómo debían hacer las mujeres, y él respondió:
"Ellas dejarán sus vestimentas un palmo [más largas que los hombres]. ¡Pero sus pies se descubrirán! dijo Umm Salama. Ellas dejarán sus vestimentas ser un codo [más largo] y nada más!". Respondió el Profeta (Narrado por At-Tirmidhi, Nº. 1415).
Todo esto, afirmaron ellos, corrobora el Hadiz narrado por Abu Dawud sobre Asma, incluso si este tiene una cadena de transmisión débil (mursal).
Abu Hanifa, Ath-Thawri, Al-Muzani se basaron por su parte sobre las palabras de Aisha diciendo que la excepción presente en el versículo 24/31 concierne tanto a la cara y a las manos como a los pies (palabras citadas en Majmu'at Fatawa Ibn Taymiyyah, Tomo 22 p. 114-115).
En cuanto al diálogo de Umm Salama con el Profeta, así es como lo explica Abu Chuqqa, que compartía aquí la opinión de Abu Hanifa: Si en apariencia es en este diálogo en cuestión donde la mujer debe cubrir sus pies, la cuestión que hay que observar es que hay que asegurarse de que la parte inferior de sus pantorrillas no se descubra.
De hecho, las mujeres de aquella época, a veces caminaban descalzas o con sandalias sin calcetines.
Y se vestían con ropas largas (Izar).
Sin embargo, no hacía falta que, al caminar o al hacer otra actividad, este vestido largo cubriera sus pies, ya que hubieran podido tropezar y caer.
Así que recurrieron a una especie de correa o cinturón (Nitaq) para elevar ligeramente esta prenda.
Sin embargo, hacía falta que cuando ellas estuvieran paradas y de pie esta prenda cubriera sus pies.
De lo contrario, si cuando estaban inmóviles esta prenda dejaba aparecer sus pies, se revelaría la parte inferior de sus pantorrillas cuando caminaban (ya que ellas debían elevarla al caminar).
De hecho, como hemos visto, ninguna de las mujeres llevaban calcetines.
Es por lo que Umm Salama dijo que ellas tenían que cubrirse los pies.
Abu Chuqqa también recuerda que se relató un diálogo muy parecido al de Umm Salamah cuando el Profeta dijo:
"Las mujeres dejarán sus vestimentas un palmo [más larga que la de los hombres]," Aisha le dijo así como se remarca en la frase: "¡Pero sus pantorrillas se descubrirán!". Y él respondió: " Pues entonces un codo [más largo]" (Narrado por Ibn Mayah, N º 2884)
Aquí se trata de las pantorrillas y no de los pies.
Ash-Shawkani y Abu Hayyan al-Andalusi, que son de la misma opinión, explican la exactitud a nivel racional por el hecho de que esta excepción presente en el versículo 24/31 corresponde a lo que la mujer es inducida a dejar descubrir fuera de su casa: su cara, porque ella puede ser inducida a testificar ... sus manos porque ella tiene la necesidad de tomar las cosas, y finalmente sus pies, ya que tiene que caminar y quedan entonces al descubierto.
En cuanto a Ibn Taymiyya, él es de la opinión de Abu Hanifa que es la más válida en términos de argumentos ("Huwa-l-aqwa", pero esta opinión no será aplicada sino en lo que concierne al cumplimiento de la oración (salat), así que la mujer no estará obligada a cubrirse el rostro, las manos y los pies.)
En cambio, en el momento en que se encuentre en presencia de hombres que no son ni su marido ni sus parientes (maharim), Ibn Taymiyya es de la opinión de que ella debe cubrirse el rostro, las manos y los pies.
De hecho, este sabio pensaba que había con respecto a la mujer, dos "aura", un aura para la oración, y otra en presencia de los hombres.
Sin embargo, este punto de vista que muestra dos "aura" no es el de otros sabios como As-Sarakhsi, Al-Marghinani, Al-Jassas, At-Tabari, Al-Bagawi, Al-Qadhi Ibn al-Arabi, Ibn Rushd; todos estos sabios dijeron que lo que la mujer debe cubrir ("aura" durante el cumplimiento de la oración (salat), incluso si no hubiera nadie, es el mismo que debe cubrir cuando está en presencia de hombres que no son ni su marido ni sus parientes (maharim).(Ver Tahrir ul- mar'a, volumen 4).
Wallahu A'lam (Allah sabe mejor).
Copiado darwa.com
http://3ilm.char3i.over-blog.com/article-e-se-c-41819957.html
Traducido al castellano por Um Amina